Los animales al igual que nosotros necesitan satisfacer sus necesidades, pero estas requieren una buena alimentación, un minucioso cuidado e higiene. En este caso trataremos de ayudar con una exquisita información sobre nuestros amigos los perros, fieles y amigables, y poder disfrutarlos a plenitud con toda la familia.
Alimentación
Si queremos
que el perro nos dure mucho tiempo, y que esté sano, hay que comenzar por darle
bien de comer. Esto no significa darle de comer hasta reventar: hay que tener
en cuenta la calidad y la cantidad de lo que come, exactamente igual que
haríamos para con una persona.
Antiguamente se consideraba al perro como poco más que el “cubo de la basura” de la cocina. Es cierto que un perro se come todo (o casi todo) lo que le den sus amos, pero una alimentación a base de sobras no es exactamente lo mejor que se le puede dar.
Tan malo como que viva de sobras, es darle solo carne y huesos. El aparato digestivo de un perro es el de un animal carnívoro. Sin embargo, la convivencia con los humanos ha hecho que se adapten a una dieta mucho más variada, y hoy en día necesitan algo más que carne.
Como esto no es una enciclopedia culinaria canina, no entraremos en detalles de elaboración de menús ni descripción de dietas. Lo que vamos a hacer es listar una serie de detalles a tener en cuenta, y algunos consejos útiles.
Antiguamente se consideraba al perro como poco más que el “cubo de la basura” de la cocina. Es cierto que un perro se come todo (o casi todo) lo que le den sus amos, pero una alimentación a base de sobras no es exactamente lo mejor que se le puede dar.
Tan malo como que viva de sobras, es darle solo carne y huesos. El aparato digestivo de un perro es el de un animal carnívoro. Sin embargo, la convivencia con los humanos ha hecho que se adapten a una dieta mucho más variada, y hoy en día necesitan algo más que carne.
Como esto no es una enciclopedia culinaria canina, no entraremos en detalles de elaboración de menús ni descripción de dietas. Lo que vamos a hacer es listar una serie de detalles a tener en cuenta, y algunos consejos útiles.
- No hace falta complicarse con
el menú. Hoy se pueden encontrar en los comercios suficiente cantidad de
piensos que ya están pensados para que el perro esté bien alimentado. No
tengas reparos en preguntar a tu veterinario favorito, o mejor aún, al
criador que te ha vendido el perro (si le has conseguido de esta forma).
Ellos te aconsejarán bien en base a su experiencia. Si el perro es de
raza, es más interesante hablar con el criador (esto es mi opinión
personal), ya que suele tener conocimientos más detallados acerca de esa
raza de perro, y te puede aconsejar si es conveniente añadir algún tipo de
complemento al pienso, de acuerdo con las características del perro en
cuestión.
- Dale siempre de comer a la
misma hora. Un perro sano funciona como un reloj y te ayudará a controlar
el cuando realiza sus necesidades. De esta forma puedes
organizar el día (comidas y paseos) con más facilidad.
- Tan malo es darle demasiada
comida como demasiada poca. Además, el tipo y cantidad de comida que se le
ha de dar varía con su edad y su desarrollo. Pregunta al criador o al
veterinario.
- No le dejes nunca el plato
lleno a rebosar para que coma cuanto le venga en gana, porque un perro
gordo ya no adelgaza jamás, y le acortas la vida. Además siempre es bueno
que se quede con “un poquito” de hambre (tendrás un perro más alerta y
despierto) pero sin que esté famélico (porque se largará con el primero
que le dé algo de comer).
- Enséñale a comer como es
debido. Ponle la comida en el plato, y si se hace el remolón, a los 15
minutos se la quitas (sin compasión). Aprenderá a comer sin entretenerse.
- La ración diaria, es
conveniente repartírsela en tres comidas (a los cachorros) y en dos (a los
adultos). Es normal que en el caso de los adultos se les dé una sola
comida diaria, pero yo le encuentro pocas ventajas y bastantes
inconvenientes. Con una sola comida, de una a la siguiente pasan 24 horas
en las que el animal no prueba bocado, y en el rato de después de comer
tiene el estómago lleno hasta los topes, con lo que aumenta el riesgo de
torsión gástrica, sobre todo si es un perro grande.
- El perro siempre ha de tener a
mano agua fresca y limpia. En verano, a veces, es conveniente racionársela
un poco, pues si bebe en exceso le puede provocar diarreas (la forma de
saber que el perro está bebiendo demasiado es cuando necesitas una fregona
en vez de un papel de periódico, para recoger sus deposiciones).
- No debe dársele comida fuera de
horario, o siempre estará pidiendo. Y jamás se le debe dar comida de la
nuestra mientras estamos en la mesa, menos aún si es un cachorrillo.
Hacerlo, causa dos problemas: 1) siempre estará pidiendo cada vez que te
sientes a comer (y ya no le quitas la costumbre en la vida), 2) es muy
probable que rechace su comida; si comer de tu plato le gusta, dirá en
adelante que “el pienso, te lo comes tú”. Y para quitarle esta costumbre
tendrás que hacerle pasar hambre.
- Si el perro está sano y no ha
cogido malas costumbres, el hecho de que no coma, o solo coma parte de lo
que le dejas en el plato, puede deberse a estas causas:
- Ya está saciado. Basta con
reducirle un poco la ración diaria para arreglar el problema. Se sabe que
es este el caso, si aparte del hecho de no comer, el perro sigue estando
alegre y activo.
- El perro "sabe" que
ha comido lo suficiente, en relación al ejercicio que hace. Posiblemente
le paseas poco, y el perro deja de comer, instintivamente, cuando ya ha
satisfecho sus necesidades.
- Hace mucho calor. Si es este
el caso, no le obligues a comer, o ponle la comida después del atardecer,
cuando el calor disminuya.
- Está aburrido de la comida. A
veces pasa. Puedes “condimentársela” un poco, por ejemplo, mezclándole
con la comida media sardina en aceite (de lata). Si come como una fiera,
es que ya estaba harto de que la comida siempre tenga el mismo sabor.
- Está enfermo. Normalmente
habrá otras señales adicionales, además de la falta de apetito. Vigílalo.
- Cuando debas cambiarle el tipo
de comida (por ejemplo, de pienso para cachorros a pienso para adultos) no
lo hagas de golpe sino gradualmente, mezclando ambos tipos de comida y
variando la proporción de la mezcla, poco a poco, hasta el nuevo tipo de
comida.
- Si un día se te antoja darle
carne en vez de su pienso (no te lo aconsejo, pero tu sabrás), no se la
des nunca cruda. Cuécela un poco, al menos. Evitarás problemas digestivos
por la falta de costumbre, además de eliminar el riesgo de parásitos.
Recuerda además que la carne cruda le deja un aliento asqueroso y le
provoca ventosidades, que luego tendrás que aguantar. Y recuerda que la
próxima vez que le pongas el pienso va a decir que “pa’ ti”.
- Puedes darle huesos para roer, de vez en cuando (no muy a menudo o tomará exceso de calcio y a la larga tendrá problemas). Dale huesos grandes: la rodilla de ternera es ideal, después de cocerla un poco (hasta puedes aprovechar tú el caldo, para una sopa). Huesos pequeños (de pollo, de conejo...) no se los des nunca, los astillará y tragará casi enteros. Si no se le atraviesan en la garganta, lo cual implicará visita al veterinario de urgencias, sufrirá después cuando vaya a defecar.
Cuidados
- Veterinario.
En cuanto el
perro entre en casa por primera vez, haz una visita al veterinario, para que
haga una revisión de su estado general, establezca un calendario de vacunas y
desparasitaciones, te ayude a organiza su dieta, y en general, haga todo lo
necesario relacionado con la salud del perro. Y no olvides que tienes que
visitarle periódicamente. Para más detalles sobre los aspectos sanitarios mira
en las páginas de salud.
- Ejercicio.
Del mismo
modo que ha de comer regularmente, el perro ha de realizar ejercicio
regularmente. Trata de ser estable e imponer unos horarios fijos para ambas
cosas. El perro lo agradecerá y te hará la vida más fácil. En cuanto a la
duración de los paseos, la única regla es que cuanto más, mejor. Posiblemente
el perro estará encerrado en casa la mayor parte del día, pero no está diseñado
para la inmovilidad. La falta de ejercicio puede causar problemas de salud y
carácter al animal, por no hablar de que te puede destrozar la casa por simple
aburrimiento. Las distintas razas de perros tienen distintas necesidades, por
lo que puede ser conveniente averiguar primero cual es la más adecuada para el
tipo de vida que intentas darles. Mira más información respecto a este tema en
las páginas de la elección del perro.
- Espacio y yacija.
No todos los
perros se adaptan igual a todos los ambientes, pero hay más margen del que
normalmente se cree. Por ejemplo, un perro grande tipo pastor alemán puede
vivir perfectamente en un apartamento no muy grande, siempre y cuando se lo
compenses con un ejercicio regular y adecuado. Mira más detalles en las páginas
de acondicionamiento de la vivienda.
Si tienes espacio suficiente, le puedes hacer una “cama” particular (¡y enseñarle a que no use otra cosa!), o hacerle usar una manta en el suelo. En cualquier caso no debes dejarle dormir en tu cama (de cachorro es un encanto, parece un peluche, pero si es de una raza que llega a pesar 50 Kg, te acabarás arrepintiendo). Recuerda que cualquier costumbre que adquiera de cachorro, es muy difícil quitársela después.
Si tienes espacio suficiente, le puedes hacer una “cama” particular (¡y enseñarle a que no use otra cosa!), o hacerle usar una manta en el suelo. En cualquier caso no debes dejarle dormir en tu cama (de cachorro es un encanto, parece un peluche, pero si es de una raza que llega a pesar 50 Kg, te acabarás arrepintiendo). Recuerda que cualquier costumbre que adquiera de cachorro, es muy difícil quitársela después.
- Necesidades.
Higiene
En esta
sección se indican los cuidados habituales que hay que darle al perro, en el
aspecto de la higiene. Si se practican con regularidad se evitarán problemas
mayores, que en casos extremos podrían agravarse y llegar a precisar atención
veterinaria o, peor aún, ser fuente de contagio de enfermedades a las personas
que viven con el perro.
- Ojos.
El principal
problema es que se ensucian (sobre todo si el perro vive en la ciudad, a causa
de la contaminación). Normalmente, esta suciedad se elimina en forma de legañas,
que se le pueden limpiar con un paño húmedo. No hay que dejar que se acumulen
hasta que al perro le molesten tanto que se frote con la pata.
En perros viejos, o a causa de una enfermedad o lesión, puede haber dificultades para mantener la humedad del ojo. En este caso conviene hacer una limpieza regularmente, previa consulta al veterinario para que indique el producto a usar adecuado.
En perros viejos, o a causa de una enfermedad o lesión, puede haber dificultades para mantener la humedad del ojo. En este caso conviene hacer una limpieza regularmente, previa consulta al veterinario para que indique el producto a usar adecuado.
- Orejas.
Si se
acumula cerumen hay que quitarlo cuidadosamente, tal como haríamos en el caso
de una persona. Pero hay que hacerlo con mucho más cuidado, ya que por la forma
de las orejas del perro, si simplemente soltamos las escamas de cera, caerán al
interior, pudiéndole dañar el conducto auditivo. Si no estamos seguros de cómo
hacerlo es mejor dejarlo en manos de un profesional.
Hay que prestar atención especial a los perros de razas que tienen las orejas caídas, que además de acumular la suciedad "normal", pueden convertirse en nidos de parásitos.
Hay que prestar atención especial a los perros de razas que tienen las orejas caídas, que además de acumular la suciedad "normal", pueden convertirse en nidos de parásitos.
- Dientes.
Hay que
controlarlos para evitar la aparición de caries. De entrada, el perro no
debería comer jamás dulces, azúcar o chocolate. Si aparecen caries, sarro, o
por accidente se rompe un diente, hay que visitar al veterinario de inmediato.
A nivel más cotidiano, basta con darle regularmente trozos de pan duro y seco. Al masticarlo, el perro hace su propia limpieza. También se le pueden cepillar los dientes con un dentífrico o bicarbonato (si se deja... posiblemente decidas que el pan duro es una opción mucho mejor ;-)
A nivel más cotidiano, basta con darle regularmente trozos de pan duro y seco. Al masticarlo, el perro hace su propia limpieza. También se le pueden cepillar los dientes con un dentífrico o bicarbonato (si se deja... posiblemente decidas que el pan duro es una opción mucho mejor ;-)
- Uñas.
A un perro
que vive en el campo, se le desgastarán naturalmente. Si estamos en la ciudad
es más complicado. Lo más probable es que le crezcan hasta el punto de resultar
molestas para él y para las personas con las que convive, y en el peor de los
casos dificultan sus andares. Por todo ello resultará imprescindible cortárselas,
pero es una tarea muy delicada (no son como las de las personas), por lo que es
conveniente acudir al veterinario.
- Pelo.
Dependiendo
de la raza, basta un cepillado, o es necesario visitar al peluquero. En perros
de pastor alemán conviene hacerle un cepillado a la semana, para quitarle pelos
muertos y polvo. La grasa natural que el perro segrega bastará, junto con ese
cepillado, para que mantenga el pelo limpio y brillante. En el periodo de muda
(normalmente va parejo a los cambios de estación: pelo de verano y pelo de
invierno) hay que aumentar la frecuencia del cepillado.
El cepillo ha de ser tal que arrastre los pelos sueltos, pero no llegue a arrancar pelo por sí mismo.
El cepillo ha de ser tal que arrastre los pelos sueltos, pero no llegue a arrancar pelo por sí mismo.
- Baños.
El baño debe
darse un par de veces al año, como máximo, y nunca a cachorros de menos de seis
meses. El cepillado periódico y la propia secreción grasa del perro sirven para
mantenerle limpio el resto del tiempo. El baño sirve para quitarle malos
olores, colaborar en la caída del pelo viejo, y eliminar parásitos.
El agua no ha de estar ni muy fría ni muy caliente (a unos 38º como máximo), y ha de usarse jabón neutro o champú para perros. Debe evitarse que le entre agua en ojos y orejas. También hay que evitar que el perro se enfríe mientras está aún mojado, por lo que se le debe secar bien, con una toalla o un secador (cuidando de no quemarle el pelo).
Si el perro se moja accidentalmente (por ejemplo con lluvia), hay que meterle en casa lo antes posible y secarle bien, y si es posible, manteniéndole en movimiento. Esto vale también mientras se está mojando: no hay que permitir que se quede quieto hasta que se le pueda secar.
El agua no ha de estar ni muy fría ni muy caliente (a unos 38º como máximo), y ha de usarse jabón neutro o champú para perros. Debe evitarse que le entre agua en ojos y orejas. También hay que evitar que el perro se enfríe mientras está aún mojado, por lo que se le debe secar bien, con una toalla o un secador (cuidando de no quemarle el pelo).
Si el perro se moja accidentalmente (por ejemplo con lluvia), hay que meterle en casa lo antes posible y secarle bien, y si es posible, manteniéndole en movimiento. Esto vale también mientras se está mojando: no hay que permitir que se quede quieto hasta que se le pueda secar.
- Eliminación de parásitos externos.
Los
problemas y enfermedades que causan los parásitos externos se tratan en las páginas
de salud. Aquí tan solo se indican algunos trucos para tratar con esos
huéspedes indeseados.
Pulgas.
Un indicio de que hay pulgas es que el perro se rasca
a menudo. Si se da el caso hay que mirar a ver si se las ve. En caso
afirmativo, no hay más remedio que usar un insecticida. También puede ser
conveniente dar al perro un baño con alguna loción antiparásita. No hay que
olvidar desinfectar los lugares de la casa donde el perro se tumba
habitualmente, ni cualquier otra cosa que use (mantas, etc...). Los collares
antiparásitos suelen ser una buena prevención, pero tienen una duración
limitada, por lo que es conveniente leer bien las instrucciones.
Garrapatas.
Se adhieren a la piel más fina del perro (orejas,
axilas e inglés), por lo que conviene revisar periódicamente estas zonas y sus
alrededores. Nunca deben arrancarse, ya que se rompen, dejando su
"cabeza" en el interior de la piel del perro, y pueden provocarle
infecciones. Hay muchas formas diferentes que sirven para eliminar las
garrapatas. Personalmente, mi favorita es esta: usando vaselina, cubrir la
garrapata absolutamente (no hay que tener miedo de tocarla con
los dedos, la parte que "muerde" está dentro del perro). Hay que
dejarla bien cubierta. De este modo, se tapan los poros por donde respira, lo
que la obliga a soltarse por sí misma y no se le causan heridas al perro. Unos
instantes después de haberla cubierto bien, se la sujeta con unas pinzas
(sirven unas de depilar), y se dejará llevar. No debe tirársela a la basura,
pues sobrevivirá. Hay que liquidarla bien (si decides hacerlo aplastándola, ten
cuidado, porque posiblemente esté llena de la sangre que ha chupado al perro y
manchará).
Piojos.
Se dan con menos frecuencia que las pulgas, y
normalmente solo en perros callejeros. De todas formas se contagian, también a
las personas, por lo que hay que eliminarlos sin contemplaciones. Sirven los
mismos consejos que para el caso de las pulgas (uso de insecticidas adecuados, baño
antiparásito, y desinfección del entorno del perro).
Parásitos de la sarna.
Son varios grupos de parásitos
diferentes. Normalmente no se pueden detectar hasta que la enfermedad se ha
producido, por lo que se necesita intervención del veterinario. Hasta que éste
interviene, limpiar la piel con un antiséptico.
- Higiene y cuidados en la calle.
La calle es
el lugar donde nuestro perro se lo pasa mejor, pero también donde están los
mayores riesgos para su salud. Por tanto, conviene tomar algunas precauciones.
Por supuesto, no se trata de sacar a pasear al perro encerrado en una burbuja. Tan solo hay que controlar algunos detalles, cosa que se puede hacer fácilmente y sin tener que dedicar una atención excesiva. El paseo ha de ser una actividad placentera, tanto para el perro como para el amo, y si se presta atención, se evitarán problemas. Por otro lado, los consejos de la siguiente lista son fáciles de seguir, y acabarán convirtiéndose en una actitud inconsciente por nuestra parte, de modo que tampoco requieren un gran esfuerzo. Veamos:
Por supuesto, no se trata de sacar a pasear al perro encerrado en una burbuja. Tan solo hay que controlar algunos detalles, cosa que se puede hacer fácilmente y sin tener que dedicar una atención excesiva. El paseo ha de ser una actividad placentera, tanto para el perro como para el amo, y si se presta atención, se evitarán problemas. Por otro lado, los consejos de la siguiente lista son fáciles de seguir, y acabarán convirtiéndose en una actitud inconsciente por nuestra parte, de modo que tampoco requieren un gran esfuerzo. Veamos:
- En cachorros recién destetados
(lo que suele significar recién adquiridos) hay que evitar el paseo y el
contacto con otros perros hasta que el veterinario les haya puesto su
primer lote de vacunas, como mínimo. Es un periodo en el cual su organismo
prácticamente no tiene defensas.
- Posibles fuentes de contagio de
enfermedades son las deposiciones de otros perros. La orina y heces de
otros perros serán tan "sanas" como el perro que las haya
producido. Ya que, evidentemente, no podemos saber el estado de ese otro
perro, hay que evitar riesgos. Dicho claramente: hay que quitar al perro
la costumbre de hurgar ahí.
Es difícil. Por instinto el perro olfatea orines y deposiciones, ya que le dan muchísima información acerca del otro animal. En principio, el que olisquee no es problema. Lo que hay que evitar es la tendencia a lamer. Esto puede conseguirse en la mayoría de los casos "castigándole" al primer lametón. De todas formas, si tu perro es macho y olfatea orina de una hembra en celo, no hay educación que valga y habrá que apartar al perro por la fuerza. - Peor aún son las basuras. Nunca
se le debe dejar hurgar en ellas. En este caso, el riesgo para el perro no
es mayor que en el caso anterior, pero si lo es para las personas. La hidatidosis es
una enfermedad parasitaria, que al perro no le afecta, en tanto que solo
transporta los parásitos en un momento de su ciclo de vida, pero luego lo
contagia a las personas, para las cuales puede llegar a ser mortal. Además
de las basuras, el perro puede ingerir los parásitos a través de las heces
de otro perro infectado, con lo que volvemos al caso anterior.
- En la ciudad, el perro siempre
debería de ir atado. No es solo cuestión de cumplir las ordenanzas legales
(que lo exigen). Es que solo si el perro va atado podremos intervenir
rápidamente, mediante un tirón de la correa, para apartarle de basuras,
heces, etc., y para evitar que el perro salga corriendo si algo le llama
la atención (un gato, otro perro, un niño jugando...) y evitar accidentes.
Recordemos que si el perro iba suelto y salta y cruza la calle y es
atropellado, la culpa no será de nadie más que de nosotros.
- Por instinto, un perro macho
adulto tendrá tendencia a pelearse con otros machos, y a intentar montar a
cualquier hembra que se lo permita. Una hembra, pese a ser menos agresiva,
también puede querer pelarse con otras hembras, y si está en celo, dejarse
montar por un macho. Solo si van atados les podremos controlar de
inmediato. En el caso de que estas situaciones se produzcan (por algún
motivo no se han podido evitar), esto es lo que se debe hacer:
- Pelea: Hay que armarse de valor
e intentar separarlos. Si uno de los dos animales es muy inferior, se
someterá rápidamente y no habrá más problemas. Pero como ambos sean
dominantes, la pelea es "a por todas", y puede acabar muy mal.
- Monta: No hay nada que hacer. Hay que esperar a que terminen y se separen por sí mismos. El motivo es que, por circunstancias anatómicas, el macho no puede salir hasta que ha terminado. Si se intenta separarlos por la fuerza hay un riesgo muy alto de causar lesiones permanentes tanto al macho (afectando a su aparato reproductor) como a la hembra (desde desgarros, hasta rotura del hueso pelviano).
- En una hembra en celo, hay que
limitar el paseo al tiempo mínimo imprescindible. Esto solo dura unos
días, y se evita el riesgo de que se produzca una monta indeseada, por no
hablar de que la van a perseguir todos los perros y puede acabar asustándose.